Thursday, January 24, 2008

Desayunus Interruptus

Desayunar afuera tiene su no-se-qué. Uno tiene posibilidades de comer cosas ricas, en un lindo lugar, tomar un rico café, disfrutar de un lindo momento...

Conozco un lugar donde podes hacer todo esto (Delicias Calientes, Pueyrredon casi Paraguay), y con Paula, aprovechando que estábamos en la zona, fuimos. Realmente nos gusta mucho, hacen ricas facturas, el café es muy bueno, el lugar muy lindo y la atención también. Tenemos la posibilidad de leer los diarios, siempre nos dejan abarcar dos mesas como para hacer esto comodos, y si tenemos suerte podemos elegir la mesa en la cual podemos sentarnos en algo asi como un sillon con almohadones (no es eso exactamente) donde podemos tomar nuestro desayuno abrazaditos.

Hasta ahí todo bien, no hay problema. El asunto surge con los diarios. En el lugar hay generalmente dos "Clarín", un "La Nación" y un "Crónica".

Estabamos leyendo el diario y se nos acerca una mujer, nos pregunta si el diario era de local, a lo cual le respondo que sí y que en cuanto terminara se lo alcanzaba. Pero esto no le alcanzó, se quedo ahí y cuando levanto la vista me dice "¿Me lo dan?", por supuesto le informe que había otros diarios sobre el mostrador (me respondió que ya los había leído), y ante su inamovible presencia, nuevamente le dije que se lo iba a alcanzar a su mesa cuando terminara de leerlo. Esto hizo que se fuera de mala gana (resopló y todo...), cosa que nos molestó bastante. La mujer pretendía que dejáramos de leer, y se lo entregáramos en el momento, cosa que no íbamos a hacer.

Creo que a todos los que leímos alguna vez un diario en un café o bar nos ha pasado de no tenerlo disponible, siempre esta la opción de pedirle al mozo de avisarnos cuando se libera uno o acercarnos y pedir amablemente que nos avisen cuando lo terminen (prefiero esta opción para no distraer al mozo con boludeces), pero ojo, con una sola vez alcanza.

Cuando estábamos leyendo la última página (estábamos los dos realmente metidos en la página de humor), vino nuevamente nuestra "amiga" y nos dijo "¿Ya lo terminaron? ¿Me dan el diario?" esta vez más alterada y en tono imperativo. Sin que pudiera decir nada, Paula levantó la vista y le informó, yet again, que estábamos leyendo (por alguna razón la mujer no se daba cuenta de esto), que se lo íbamos a entregar al terminar. La mujer, nuevamente se quedó ahí y no se movió por unos segundos, hasta que resopló y se fue a su mesa.

Unos minutos después, habiendo terminado de leer y discutido la situación, le alcanzo el diario a nuestra "amiga", quien no sólo no me agradeció, sino que tampoco levanto la vista de su café al agarrarlo.

No permitimos que eso nos arruinara el hermoso momento que habíamos pasado, pero si nos molestó bastante la actitud de la mujer.

¿Por qué la gente a veces puede ser tan maleducada? El diario no es nuestro, pero ¿por esa razón debíamos darselo?

What are your thoughts about this?

P/D: Les recomiendo de este lugar los churros rellenos de dulce de leche bañados en chocolate.